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Diario de una jefa

Hoy he despedido a mi becario.

¿Que por qué he despedido hoy a mi becario?

Veréis: Era mi 37º cumpleaños, mi humor no esta muy bien que digamos.

Esta mañana, al despertarme, me dirigí a la cocina para tomar una taza de café, a la espera de que mi marido me dijese: «Feliz cumpleaños, querida.»

Pero él no me dijo ni buenos días… Y me dije a mi misma: «¿Es ese el hombre que yo me merezco?»

Pero continúe imaginando: «Los niños seguro que se acordarán.»

Y, cuando llegaron a desayunar, tampoco dijeron ni una palabra.

Así, salí de casa bastante desanimada, pero me sentí un poco mejor cuando entré en mi oficina y mi becario me dijo: —Buenos días, Sra. Pérez, ¡Feliz cumpleaños!

Finalmente, alguien se había acordado… Trabajamos hasta el mediodía, cuando mi becario entró en mi despacho, diciendo: —Sabe, Sra. Pérez… hace un hermoso día y, ya que es el día de su cumpleaños, podíamos almorzar juntos, solos usted y yo.

Acepté, y fuimos a un lugar bastante reservado. Nos divertimos mucho, y en el camino de vuelta, él propuso: —Con este día tan bonito, creo que no deberíamos volver a la oficina. Vamos hasta mi apartamento, y allí podemos tomar una copa.

Fuimos entonces para su apartamento, y, mientras yo saboreaba un Martini, él dijo: —Si no le importa voy un momento hasta mi cuarto a ponerme una ropa un poco más cómoda.
—Está bien, como quieras —respondí—.

Pasados cinco minutos, más o menos, él salió del cuarto con una tarta enorme, seguido por mi marido, mis hijos, mis amigos y todo el personal de la oficina. Y todos cantando: «¡Cumpleaños Feliz…!»

¡Y allí estaba yo, desnuda, sin sujetador, ni bragas, echada en el sofá del salón…!

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Hospital psiquiátrico

Un sádico, un masoquista, un asesino, un necrófilo, un zoófilo y un pirómano están sentados en el jardín de un psiquiátrico.

Sin saber cómo ocupar su tiempo, y aburrido, el zoófilo dice: —¿Y si nos follamos un gato?

Entonces el sádico dice: —¡Eso, vamos a follarnos un gato y después lo torturamos…!

El asesino agrega: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo y después matarlo!

El necrófilo: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo, matarlo y después lo follamos otra vez!

Y el pirómano: —¡Vamos a follarnos un gato, torturarlo, matarlo, volver a follarlo otra vez y prenderle fuego!

Se hace un repentino silencio, y todos miran al masoquista y le preguntan: —Y tú, ¿no dices nada?

Y el masoquista dice: —¡Miauuu!

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Una buena compañera

—¿Qué ocurre? ¿Estás mal?
—Tengo dolor de garganta. Me voy a ir.
—Tengo un remedio infalible. Le hago una buena mamada a mi marido, me lo trago todo y, ¡solucionado!
—¿Tú crees?

Dos horas después:

—¿Estás mejor?
—¡Mucho mejor! Infalible tu remedio. Por cierto, preciosa la decoración de tu casa.

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Terremoto en Lepe

En el cuartel de la Guardia Civil de Lepe se recibe un telegrama desde el Centro Sísmico Nacional, que dice:

Posible movimiento sísmico en la zona. Stop.
Muy peligroso, superior Richter 7. Stop.
Epicentro a 3 Km de la población. Stop.
Tomen medidas. Stop.
Informen resultados con urgencia. Stop.

Pasan dos días… Una semana… Un mes, y se recibe un telegrama en el Centro Sísmico Nacional, que dice:

Aquí Cuartel Guardia Civil Lepe. Stop.
Movimiento sísmico totalmente desarticulado. Stop.
El tal Richter 7 intentó huir y fue abatido a tiros. Stop.
Epicentro, Epifanio y tres compinches detenidos. Stop.
No hemos contestado antes, porque hubo un terremoto de la hostia. Stop.

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Unos chistecillos

Había una vez un señor que quería hacer el amor, así que se fue a buscar a una amiga a su casa. A la hora de la hora, el pene no le respondía, así que en toda su desesperación le dice a la amiga que lo espere un momento.

Va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín algo que le ayude a solucionar el problema. Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta le devuelve al instante su vigor juvenil.

El tipo vuelve a la cama y le hace el amor a la amiga quién a su vez, se siente extasiada con tal vigor. Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad de saber qué se había untado.

Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita. Después de un buen rato la amiga entra al baño y lo encuentra desmayado en el suelo, con la cajita en la mano y lee:

Pomada Bayer Para Callos. ¡Endurece!, seca, se pudre y se cae… Si es BAYER, ¡¡es bueno!!


Tres hombres están desnudos tomando una sauna y, de repente, empieza a sonar un pitido. El primer hombre, ingeniero de la Universidad Politécnica de París, aprieta su antebrazo y el pitido se detiene. Ante la mirada sorprendida del resto, les dice:

—Es mi localizador. Tengo un microchip bajo la piel de mi brazo.

Unos minutos después suena una melodía polifónica y el segundo hombre, licenciado por la Universidad de Harvard, pone el pulgar en la oreja y el meñique en la boca y empieza a hablar. Cuando acaba, se dirige al resto y les dice:

—Es mi teléfono móvil. Lo tengo implantado bajo la piel de la palma de la mano.

El tercer hombre, un comerciante gallego, sintiéndose tecnológicamente desubicado, decide ausentarse un rato y aprovecha para ir al servicio.

A los pocos minutos vuelve a la sauna con un pedazo de papel de váter colgándole del culo. Ante la estupefacción de todos los concurrentes se dirige a ellos:

—Estoy recibiendo un fax. ¿Pasa algo?