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Isla desierta

Un avión se estrella en el Pacífico Sur. Sólo sobreviven tres: el piloto, un auxiliar de vuelo y una azafata que se agarran a los restos del avión.

Al cabo de una semana a la deriva, llegan a una isla desierta, lejos de cualquier ruta aérea y marítima. Saben que no les buscarán más.

Entonces, se organizan la vida. Construyen una bonita cabaña. La naturaleza es generosa y les provee de carne, frutas y agua fresca. Ellos son jóvenes y majos…

Al cabo de dos meses de convivencia en la isla, la azafata se decide a hablar de un tema con los otros dos…

Vamos a ver amigos… Estamos solos… Y puede ser para siempre.

Nos hemos respetado desde el momento en que llegamos aquí… Tenemos nuestra intimidad… Todo está fenomenal… Pero… creo que todos tenemos cierta carencia… Yo sé que vosotros por delicadeza conmigo no queréis hablar de eso; por lo tanto lo hago yo: a ver si estáis de acuerdo en esto…

Tú me lo haces los días pares y tu los impares… Y, si surge cualquier problema, lo hablamos y lo solucionamos. Todos de acuerdo y encantados de haber estado tan organizados y poder hablar del asunto…

Pasan unas semanas fabulosas. Cada uno su turno: uno los días pares y el otro los impares… Con un respeto y un entendimiento ejemplares.

Por desgracia, al cabo de dos meses la chica pilla un virus y se muere.

Los dos robinsones se quedan terriblemente tristes. Es una desgracia, pero la vida continúa y vuelven a la rutina de antes. Al cabo de un mes, uno de ellos se dirige al otro y le dice:

—Oye tío, el tiempo pasa y yo sé que esto es tan duro para ti como para mí. Por eso, tenemos que hablar… Me falta alguna cosa… Yo soy joven y no puedo seguir así… Tú, ¿qué piensas?

El otro le dio las gracias por sacar el tema y le dice que él también está pasando por la misma situación…

—Entonces, ¿tú también piensas como yo?
—Pues sí… Y, si no funciona, lo discutimos.
—De acuerdo… Entonces, ¿cómo nos lo montamos?
—Tú los días pares y yo los impares.
—Pues vale… No hay problema.

Y los tíos pasan otro montón de semanas geniales… Pero, una noche, uno le dice al otro:

—Oye tío, dijimos que lo discutiríamos si algo no iba bien… Bien, pues yo pienso que esto no debe continuar… Estamos solos y necesitados, pero lo que estamos haciendo no me convence… Es contra natura.
—Me tranquilizas. —le dice el otro— Yo también estaba pensando como tú… me gustaría que parásemos… De todas formas, ya no son las mismas sensaciones que antes…
—¿Estás de acuerdo, entonces?
—Sí, ¿y tú?
—Yo también.
—Bueno, entonces…….

…la enterramos, ¿no?

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Vida de perros

Os paso un ejemplo de lo que valen los perros.

Un ingeniero, un contable, un químico, un informático y un funcionario se vanaglorian por tener cada uno un maravilloso perro.

El ingeniero llama a su can:
—¡Raíz Cuadrada, enséñanos tu talento!
La perra avanza hasta una pizarra y dibuja rápidamente un cuadrado, un círculo y un triángulo.

El contable dice a su perro:
—¡Balance, enséñanos lo que puedes hacer!
El perro va hasta la cocina, y vuelve con una docena de galletas, y las apila en 3 montones iguales de 4 galletas.

El químico dice que su perro puede hacerlo mejor:
—¡Termómetro, haz tu número!
El perro abre la nevera, coge un litro de leche, va al armario a conseguir un vaso de 10 cl y vierte exactamente 8 cl en el vaso sin derramar una gota.

El informático piensa que se va a quedar con todos:
—¡Disco duro, impresiónales! El perro se instala delante del ordenador, lo arranca, inicia el programa antivirus, envía un mail e instala un nuevo juego.

Los 4 hombres se vuelven hacia el funcionario y le preguntan:
—Y tu perro, ¿qué puede hacer?
—¡Cafelito, enséñanos los talentos del funcionariado!
El perro se levanta, hace un crucigrama en la pizarra, se come las galletas, se bebe la leche, juega un solitario en el ordenador, se monta a la perra del ingeniero y simula haberse lesionado la espalda en la labor, por lo que rellena un formulario de accidente laboral y coge una baja de seis meses.

Ooooooooooleeeeeee mi perro.

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Ordenador portátil de última generación

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Chiste de una pareja en el zoo

Una pareja de esposos están en el zoológico y pasan por la jaula del gorila macho.

—Marcos: —dice la mujer— ¿sabes que los gorilas son los animales más parecidos al ser humano en cuanto a su comportamiento? Observa; le voy a enseñar un seno, aprovechando que no hay gente, y seguro que se va a excitar al igual que un hombre.

Marlén le muestra un seno y el gorila se empieza a excitar y comienza a mover las barras de la jaula.

—¿Ves? —dice la mujer— Ahora me doy cuenta de por qué eres así; los hombres no pueden controlar sus instintos animales al igual que el gorila.

Marcos le dice: —Ahora, muéstrale los dos, a ver qué pasa.

La mujer le muestra los dos senos y el gorila se excita aun mas y se desespera por salir.

Marcos le dice: —Es increíble cómo reacciona el gorila. Ahora, ¡súbete la falda y muéstrale el trasero a ver qué pasa!

La mujer se sube la falda y le muestra el trasero, a lo que el gorila completamente excitado rompe las barras de la jaula, agarra a la mujer y le empieza a querer quitar la ropa y desnudarla.

—Marcos, ¿qué hago? ¡Ayúdame!

Y Marcos le dice:

Ahora, explícale al puto gorila…

  • … que no tienes ganas
  • … que te duele la cabeza
  • … que estás cansada
  • … que te entienda como mujer
  • … que estás deprimida
  • … que solamente te abrace
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Una historia que podría ser verdad

Una mujer y un hombre se vieron envueltos en un aparatoso accidente de tráfico.

Los coches quedaron totalmente destrozados pero, sorprendentemente, ninguno de ellos resultó herido. Después de que salieran arrastrándose de sus respectivos vehículos, la mujer, que estaba muy bien, dijo:

—Eh, pero si eres un hombre, qué interesante… ¡Yo soy una mujer…! ¡Mira nuestros coches…! No queda nada, pero afortunadamente ninguno de nosotros está herido… Esto debe ser una señal divina de que debíamos encontrarnos…, ser amigos… y vivir juntos en paz durante el resto de nuestras vidas…

Carlitos, que como todos los hombres, piensa sólo con la minga dominga, contestó:

—Coincido contigo totalmente… Esto debe ser una señal divina…

La mujer continuó:

—Y mira esto…, hay otro milagro…. Mi coche esta completamente destrozado, pero esta botella de vino no se rompió… ¡Está intacta! Seguramente, Dios quiere que bebamos este vino y celebremos nuestra buena suerte…

Entonces, le tendió la botella a Carlitos. Éste asintió con la cabeza. En señal de aprobación, la abrió, y se bebió la mitad de la botella… Entonces se la tendió de vuelta a la mujer… Ésta cogió la botella, e inmediatamente le puso otra vez el tapón y se la devolvió al hombre. Sorprendido, él le preguntó:

—¿No vas a beber para sellar el pacto?

—No, yo esperaré tranquilamente a que venga la policía.

¿Somos o no somos las mujeres más listas?