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Una verdad muy gorda

  1. En Japón se consumen muy pocas grasas y el índice de ataques al corazón en ese país es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
  2. Por otro lado, en Francia se consumen bastantes grasas y, aún así, el índice de ataques al corazón en ese país es menor al de Inglaterra y Estados Unidos.
  3. En la India apenas se bebe vino tinto y el índice de ataques al corazón en ese país es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
  4. En España se bebe demasiado vino tinto y el índice de ataques al corazón en este país es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
  5. En Argelia apenas se hace el amor y el índice de ataques al corazón en ese país es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
  6. En Brasil se hace mucho el amor y el índice de ataques al corazón en este país es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

CONCLUSIÓN: Bebe, come y folla lo que te dé la gana; es hablar inglés lo que te mata.

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Bolardos

Hemos terminado de colocar los bolardos.

Ahora, pa’ casa.

Furgoneta bloqueada dentro de un área con bolardos recién instalados

Saca la fragoneta si tienes huevos.

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Niño blanco

Una mujer negra está en la cocina, y su hijo negro la mira y coge un poco de harina y se la esparce por la cara…
—Mira mamá, soy blanco —la madre lo mira y le da un bofetón…
—Ahora vete a ver a tu padre.

El niño va a ver a su padre, el cual está leyendo un periódico…
—Mira papá, soy blanco —el padre lo mira y le da un puñetazo…
—Ahora vete a ver a tu abuela.

El niño va a ver a su abuela…
—Mira abuela, soy blanco —la abuela lo mira y le da una paliza de fliparlo…
—Ahora vete a ver a tu madre.

Cuando el niño llega donde está su madre, ésta le pregunta:
—Y bien hijo, ¿qué has aprendido con la lección de hoy?
—Pues que llevo 5 minutos siendo blanco y ya os odio a todos, ¡¡negros hijos de puta!!

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Leyes fundamentales y principios demostrados empíricamente

  • «Cuando tengas las manos embadurnadas de grasa, te comenzará a picar la nariz o el culo.» (Ley de mecánica de Tukulyto Tepyka)
  • «Cuando necesites abrir una puerta con la única mano libre, la llave estará en el bolsillo opuesto.» (Ley de Mancus Paridus)
  • «Da igual por dónde abras la caja de un medicamento. Siempre te molestará el prospecto.» (Principio de Aspirino)
  • «El seguro lo cubre todo. Menos lo que sucede.» (Ley de Seguros de Note Phaghan)
  • «Cuando las cosas parecen ir mejor, es que pasaste algo por alto.» (Segundo Corolario de Laca Gamos)
  • «Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no atendemos todas las instrucciones.» (Principio de Atrope Llado)
  • «Si mantienes la calma cuando todos pierden la cabeza, sin duda es que no captaste el problema.» (Axioma de Lentho Espeso)
  • «Llegarás al teléfono justo a tiempo para oír cómo cuelgan.» (Principio de Ring A. Bell)
  • «Siempre que te vayas a conectar a Internet, se producirá la llamada que habías estado esperando durante todo el día.» (Principio de Dialer)
  • «Si solo hay dos programas que valga la pena ver, serán a la misma hora.» (Ley de Keka Gadha)
  • «La probabilidad de que te manches comiendo es directamente proporcional a la necesidad que tengas de estar limpio.» (Ley de Reput A Mhadhres)
  • «Cuando, tras años de haber guardado una cosa sin usarla, decides tirarla, no pasará más de una semana hasta que la necesites de verdad.» (Ley de la fatalidad irreversible de Keboludus Kefuistes)
  • «El mundo se hace día a día con el esfuerzo de los inteligentes, pero son los imbéciles quienes lo disfrutan.» (Corolario de la vida misma de Nojhodas Dis Fhruta)
  • «No te tomes tan en serio la vida, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella.» (Teorema de la seguridad absoluta de Ponte Cojones)
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San Emeterio

Este es un señor que, para pensar y reflexionar sobre la vida, el bien y el mal… escogió un cementerio a las afueras de la ciudad, un cementerio tranquilo, sin ruido…

Paseando, le llamó la atención una lápida. Miró la dedicatoria que tenía puesta y decía lo siguiente:

Aquí yace Vicente, que vivió cien años y murió a los veinte.

Este hombre, sin entender muy bien qué es lo que aquella frase quería decir, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar… mirando, mirando, vio al encargado del cementerio y fue directamente hacia él para ver si le podía explicar por qué ponía aquello en esa lápida.

—Sí, por supuesto que se lo puedo explicar. Lo escribí yo… —dijo el enterrador.
—Explique, explique —dijo el hombre excitado.
—Era un chico joven, de unos veintitantos, al que un día le tocó el gordo de la Primitiva y empezó a salir con muchas chicas; luego se aficionó a la bebida, más tarde a las drogas, luego a las putas… y, a los veintitantos, murió. Por eso le puse aquello.
—Hombre, esto está muy bien. ¿Usted sabe quién me podría escribir algo así en mi lápida cuando fallezca? —le dijo el hombre.
—Sí, yo mismo, yo escribí la del chaval.
—Perfecto —dijo el hombre contento.
—Primero he de hacerle algunas preguntas.
—Muy bien, empiece.
—¿Usted trabaja?
—Sí, entro a las 7 de la mañana y me acuesto a las 0:00 más o menos.
—¿Usted bebe?
—No, no; no me gusta el alcohol.
—¿Usted sale con alguna chica o está casado?
—No, el trabajo absorbe casi todo mi tiempo.
—¿Usted consume algún tipo de droga?
—No, no me van esas cosas.
—¿Cuál es su nombre?
—Emeterio.
—¡Muy bien! —exclamó el hombre— Ya tengo su inscripción.
—¿Y cuál es? —preguntó Emeterio.

A lo que el enterrador dijo:

Aquí yace Emeterio: del coño de su madre al cementerio.